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UNICACH: ¿De verdad habrá nuevo rumbo?
El abogado Antonio Adolfo Guerra Pérez realizó en las últimas horas nombramientos clave en la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, UNICACH, con la idea primigenia de sacudir la polilla y encausarla hacia claros objetivos de desarrollo.
Si bien el rector Guerra fue cuestionado en un principio pues su asunción presuntamente se dio en medio de conflicto de intereses porque su hijo era el abogado general de la Universidad cuando él es designado en tal encomienda, al menos en declaraciones a la prensa demuestra que tiene deseos acendrados y genuinos por corregir el rumbo .
El rector hizo los ajustes que él considera prioritarios. Así, dio posesión a Juan José Solórzano Marcial como Secretario General de la Universidad e incorporó a nuevos directores en áreas estratégicas para fortalecer la gestión institucional.
También encajó piezas en la dirección de administración y en la recién creada Dirección General de Relaciones Interinstitucionales en donde ya despacha Pascual Ramos García y quien se desempañaba comodirector de Planeación y Evaluación de la UNICACH.
Sin duda el cambio más significativo, de mayor relevancia, es el de la secretaría general pues ésta es brazo derecho o ejecutor de la obra académica de un rector y no puede, por tanto, quedar en manos inexpertas como ocurrió hasta hace poco. Su papel de conciliador es fundamental.
Díaz Solórzano no es un alfaquí o un gran gurú en los temas universales, pero sí es un funcionario que conoce el campo de la administración pública. Es licenciado en derecho por la UNAM y en historia por la propia UNICACH, de donde igualmente ha sido docente.
Se ha desempeñado en la administración pública federal y estatal, destacándose en el ámbito cultural y judicial ocupando la subsecretaría de Cultura y Recreación del Gobierno del Estado de Chiapas, la dirección general del Teatro "Emilio Rabasa", la dirección del Centro Estatal para la Cultura y las Artes de Chiapas.
En el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación fue Jefe del Departamento de Análisis Normativo de la Coordinación de Relaciones con Organismos Electorales y Director General de Seguridad y Servicios Generales y Director de Cultura Electoral. En tanto, en el Poder Judicial de Chiapas fue Consejero de la Judicatura y director general del Archivo Judicial del Estado.
Quizá la designación que más cuestionamientos le dará en tiempo perentorio al rector Guerra es la de Pascual Ramos García, pues en toda la Universidad son conocidos los oscuros antecedentes de este personaje que, hasta antes de llegar como funcionario a la UNICACH, RENTABA una modesta casa y en la actualidad es dueño de edificios de departamentos, coches último modelo y se conjetura que tiene una enorme lista de aviadores en la institución incluyendo a su entenado Rubén Cabrera.
Ramos fue alfil en la administración del cuestionado ex rector Roberto Domínguez Castellanos.
Del dicho al hecho hay mucho trecho enseña el refrán. El rector Guerra es un hombre preparado y culto que tiene buenas intenciones para hacer de la UNICACH una institución pujante y vigorosa y rescatarla de la podredumbre en que la sumieron rectores sátrapas.
Es muy pronto desde luego para exigirle resultados. Sin embargo, para la salud de la propia Universidad, los chiapanecos esperamos que los cambios que ha acordado en las últimas horas sean los más adecuados porque ya es tiempo de que esta Universidad se vincule al desarrollo de Chiapas.
